En lo superficial, el consumo de alcohol parece inofensivo y una parte normal de la experiencia del rugby. Sin embargo, la investigación, sugiere abrumadoramente que el consumo de alcohol y el rendimiento en el juego, no van de la mano. Los jugadores necesitan estar plenamente conscientes de los efectos y saber que nunca van a alcanzar su pleno potencial si el uso regular de alcohol o el abuso van a formar parte de su vida, ya que son muchos los efectos secundarios perjudiciales. Entre los que destacan:
El alcohol es un diurético potente que puede causar deshidratación severa y alteraciones del equilibrio electrolítico. La deshidratación severa puede requerir varios días y hasta una semana de recuperación total. Con deshidratación, un jugador de rugby está en mayor riesgo de lesiones músculo-esqueléticas que incluyen calambres, tirones y tensiones musculares. La deshidratación conduce a la disminución del apetito y a la pérdida de masa muscular. Esto da como resultado una disminución de la fuerza y del rendimiento.
Testosterona:
El alcohol, cuando se consume en cantidades importantes, puede disminuir dramáticamente los niveles séricos de testosterona. Esto va asociado con la disminución de la agresividad, de la masa muscular, de la recuperación muscular y del rendimiento deportivo en general.
Rendimiento:
El alcohol también afecta el tiempo de reacción y la agudeza mental hasta por varios días después del consumo. El rendimiento se reduce y el aumento de riesgo de lesión aumenta. Provoca una disminución de la coordinación ojo-mano y altera el juicio. También interfiere con la degradación del ácido láctico y puede dar lugar a dolor muscular en aumento después del ejercicio.
Sueño:
El alcohol tiene un efecto perjudicial sobre la calidad del sueño y en la atención durante el día. Parece acelerar para conciliarlo, pero los efectos negativos se producen más tarde y afectan a la calidad y la duración. Trastornos del sueño o la privación del mismo exacerban los efectos sedantes del alcohol durante el día y, consumido tarde, en la noche, reduce de manera notable el rendimiento de un jugador (atención, destrezas) durante los días siguientes.
Como se puede entender, el alcohol le impide al jugador alcanzar el máximo potencial. Si uno o más jugadores en un equipo se encontrarán en esta condición durante el juego, esto puede tener efectos negativos en el equipo como un todo. Por ende, beber irresponsablemente no sólo es perjudicial para usted, sino también un acto de egoísmo hacia sus compañeros de equipo. No deje que el abuso de alcohol sea el motivo por el que no alcance su mejor desempeño.
La conducta de los individuos es algo explicable, predecible y modificable y el consumo de alcohol es una conducta. En realidad, tenemos que decir que es el resultado de un proceso de aprendizaje social. Y cuando decimos aprendizaje, no nos referimos solamente al aprendizaje escolar, sino a aquél que surge en todos los ámbitos donde transcurre la historia del individuo.
Por el lado del deporte, los médicos, entrenadores, profesores de educación física o todos aquéllos que actúan a nivel de los grupos infanto-juveniles, tienen el rol preventivo de crear espacios de acciones y reflexiones sobre estilo de vida saludables y proyectos de vida, promoviendo un diálogo permanente.
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