OSAKA, Japón.- Un proverbio japonés dice: puede suceder que una hoja se hunda y una piedra se mantenga a flote. El presente de los Pumas se parece al de una piedra que se está por hundir. Le queda una oportunidad, y es la de ganar todo lo que le queda. Ese camino empieza por el partido ante Tonga y tiene su ápice ante Inglaterra. Lo que suceda en el primero puede condicionar al siguiente.
De un momento a otro, un partido que se presumía el más accesible de la clasificación se convirtió en uno determinante. Ahora, hasta una victoria de los Pumas está en tela de juicio. No porque Tonga sea un mejor equipo, sino por la capacidad que han mostrado los argentinos de rendir por debajo de sus posibilidades, que lo hace vulnerable ante cualquiera. En un Mundial, eso es demasiada ventaja.
En el partido de la madrugada de mañana (1.45 de Chile) en el Hanazono Rugby Stadium de Osaka, los Pumas no sólo se juegan la posibilidad de seguir con posibilidades, sino también la de recuperar su carácter para tener chances una semana más tarde ante Inglaterra, que después de la derrota con Francia en el debut pasó a ser el partido a ganar.
Un triunfo, entonces, es la condición de mínima, pero hacerlo con buen juego no es menos importante. Y a esta altura parece algo totalmente secundario, pero conseguir el punto bonus será vital en una eventual lucha por pasar a los cuartos de final del camino.
Por buen juego no se habla de lujos o tries de primera fase, necesariamente. Antes, los Pumas deben recuperar parte de su esencia. En primer término, el espíritu de lucha durante los 80 minutos. La falta de intensidad en el primer tiempo ante Francia terminó siendo la diferencia al final del partido. Segundo, la defensa. Tackles errados y fallas en de organización les dieron a los franceses múltiples quiebres y dos tries demasiado sencillos. El scrum funcionó muy bien y acaso por eso Mario Ledesma casi no alteró el pack de forwards y mantuvo a los dos pilares. Por último, los Pumas deben recobrar la frescura de su ataque. Casi no consiguieron quiebres en el estreno y se abusó de mandar a Jerónimo de la Fuente al choque.
Para este encuentro Ledesma dispuso cuatro cambios. Los ingresos de Santiago Carreras y Benjamín Urdapilleta eran esperables. Joven uno, experimentado el otro, vivirán su primera titularización en el ciclo de Mario Ledesma. Los de Julián Montoya y Tomás Lezana no tanto, pero tampoco son tan resonantes. En realidad, se esperaban más modificaciones pensando también en lo que viene: algún primera línea, alguno de los centros. La aparición de Bautista Delguy en el banco de suplentes puede aportar esa dosis de adrenalina y desparpajo que está faltando.
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