Se viven días distintos en el rugby chileno y Sudamericano, comienza la liga profesional de rugby #SLAR, un evento que promete revolución de las estructuras del rugby de alto rendimiento, allí donde está el oro, las maquinarias y la industria del juego que hoy hace posible que esto llegue a todos lados. Un viaje hacia una ruta desconocida que veremos por televisión cómodamente desde nuestras casas.
No es al azar que a la vida de nuestro rugby hayan llegado los Selknam, justo este 2020 que se cumplen 500 años desde que Hernando de Magallanes llegó al estrecho habitado por ellos. Un viaje que disparó el arma inicial de la globalización como tal la conocemos hoy. Un hito que también significó el exterminio terrible de este pueblo, al cual el deporte y el rugby, aunque se llenen de gloria, no podrían dar cuenta; pero si al menos valorizar la complejidad que significa destrabar mediante el deporte los orígenes, el misterio y el reparo hacia este legado étnico el cual el rugby está promoviendo su memoria. La responsabilidad es tremenda…
Deportivamente para el rugby de Chile, el proyecto «Selknam» es también una nueva oportunidad de revindicarse, sin el corolario de siempre, sin las derrotas, partiendo de cero y abriendo camino ojalá a los jóvenes rugbistas de todo Chile -aunque por ahora sean solo un puñado-, de asumir este deporte con otros ojos y establecer un nuevo relato para la identidad del rugby chileno.
Un simbolismo que comercialmente se utilizó con la figura del Kotaix, un espíritu rápido y agresivo el cual es el ideario de la juventud de esta tribu patagónica. Una figura singular en la que la familia del rugby chileno extrañamente ha renovado a ciegas su entusiasmo en un grupo de muchachos quienes, hasta hace un año atrás, con la camiseta de los Cóndores, les criticaban de no proyectar nada en cancha.
Ante Peñarol, hoy en el debut de la Liga, en el Estadio «Charrúa» otra etnia revindicada por el deporte, el mensaje de los jugadores y cuerpo técnico tras varias semanas de previa no ha sido otro que «asumir el profesionalismo como un estilo vida”. Con esto y más Selknam va hasta Montevideo con la ilusión de ganar.
Mirando a futuro: ¿Podrá el rugby chileno a partir de esta mezcla de filosofías y místicas, empezar a construir los resultados que demandan las métricas y el profesionalismo?
Sobre esto, los clubes tienen mucho que decir, los cuales en su gran mayoría están al debe de seguir madurando por completo su espíritu amateur, de unidad e inclusión. #rugbyparatodos como dice el eslogan de la campaña de la Fundación RPT. El rugby en los clubes tiene que abrirse, integrar y romper barreras sociales para que esta nueva aventura profesional perdure más allá de los resultados.
Por F.Cáceres
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