El apellido Campbell está grabado con letras doradas en la ovalada nacional. Los hermanos Ian y Donald fueron los primeros chilenos en escribir sus nombres en el salón de la fama de la World Rugby, pese al fatídico destino que sufrió el mayor de ellos al perder la vida combatiendo en la segunda guerra mundial por las fuerzas armadas británicas.
Sin embargo, el chileno no fue el único rugbista que sufrió con la tragedia de la secuela de la Gran Guerra. El príncipe Alexander Obolensky de Rusia, leyenda de la ovalada inglesa en esos años, también falleció en condiciones similares a las del ídolo nacional.
En esa época, fue frecuente la participación de los descendientes británicos repartidos por el planeta fueran a combatir en nombre de Gran Bretaña, como sucedió con Donald, un descendiente escocés. Sin embargo, el caso de Obolensky es un poco diferente, y mucho más turbulento desde sus primeros años de vida.
Hijo del príncipe Serge Obolensky y la princesa Lubov, normalmente debió presagiarse para el pequeño Alexander un futuro lleno de gloria y comodidades, pero tan solo un año después de su nacimiento, en 1917, su familia debería escapar de Rusia hacia el Reino Unido a causa de la revolución de febrero. La famosa revolución rusa llevó a que el príncipe creciera en Londres, lejos de sus tierras.
Pese a tener vidas muy distintas, Donald y Alexander siguieron caminos similares. Ambos se convirtieron en rugbistas, acercándose a esa pasión desde niños, y se convirtieron en los mejores de sus países. Campbell desde sus inicios se convirtió en el rey del Prince of Wales Country Club y una figura indiscutible de la selección chilena, mientras que antes de cumplir los veinte años, Obolensky ya era la estrella del Leicester Tigers, convirtiéndose en seleccionados inglés en múltiples ocasiones y un invitado constante a los Barbarians.
Sin embargo, estas dos carreras que hacían presagiar un futuro impresionante para ambos jóvenes en el deporte de caballeros se verían truncadas por el ascenso de Adolf Hitler y el comienzo de la segunda guerra mundial, donde tanto Donald como Alexander decidirían luchar, pese a que más tarde ese conflicto bélico terminaría con sus vidas.
Obolensky falleció a los 24 años entrenando con su avión Hawker Hurricane tras caer por un barranco en 1940, mientras que Campbell, ya como parte de la Royal Air Force, perdería la vida el 12 de septiembre de 1944 a la misma edad que Alexander, luego de ser derribado en Alemania.
Dos tristes finales para ambas leyendas que, pese a perder la vida durante la segunda guerra mundial, mantienen sus nombres vivos, escritos con letras doradas en la historia del rugby.
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