La historia no contada del primer mundial de los All Blacks, «By the Balls»



El Mundial de Rugby de 1987, celebrado en Australia y Nueva Zelanda, marcaría el comienzo de una nueva etapa en el deporte ovalado. Sería allí, en la primera cita mundial de la disciplina, donde se comenzaría a pensar en el rugby profesional y podrían vislumbrarse los primeros pasos que nos llevarían al rugby moderno. Allí también arrancaría parte de la leyenda de los hombres de negro que, pese a que conquistaron la Copa del Mundo, lograrían algo aún más importante: reunificar el rugby en Nueva Zelanda.

“By the Balls” (“All Blacks: de villanos a heroes” en español), dirigido por Charlotte Purdy y Simon Coldrick, nos llevó en su estreno de 2019 a un viaje retrospectivo hacia uno de los momentos más críticos en la historia del rugby de Nueva Zelanda, donde lo político se mezcló con lo deportivo, poniendo en tela de juicio la integridad y la ética del rugby neozelandés. La anábasis relatada por parte de sus protagonistas logró, en cerca de 60 minutos, conquistar la crítica del New Zealand International Film Festival (NZIFF), y llevó a que distribuidoras internacionales adquiriesen los derechos para llevar este relato deportivo a otras latitudes.

En un relato ágil, Purdy y Coldrick, nos ponen frente a frente ante 4 emblemas de los All Blacks: David Kirk, John Kirwan, Wayne Shelford y Grand Fox; quienes son los encargados de darle el lado más íntimo a una historia que va relatada de la mano de Keith Quinn, una de las autoridades a la hora de hablar de los All Blacks. De esta forma, el documental nos muestra el breve pero intenso periodo que va desde 1985 a 1987, que marcaría el futuro del rugby de la isla.

Teniendo como eje principal lo político, arranca el film con la gira que los oceánicos tendrían ante la poderosa escuadra de Sudáfrica. Sin embargo, en pleno apartheid, las críticas tanto nacionales como internacionales no se harían esperar ante lo que se consideraba un claro apoyo por parte de los oceánicos a la situación sudafricana. En este clima de caos, y sin el apoyo de las instancias gubernamentales, los All Blacks iniciarían el “tour rebelde” por Sudáfrica; cosa que dividiría al equipo entre quienes se sumaron al tour, entre ellos Shelford y Fox, y que jugarían bajo el nombre de “New Zealand Cavaliers”, y Kirk y Kirwan, quienes no se sumarían y que, poco tiempo después, encabezarían a los míticos “Baby Blacks”, equipo conformado por jugadores convocados de emergencia y que lograrían una importante victoria sobre Francia, dejando así en tela de juicio la necesidad de los “jugadores rebeldes” y creando la antesala de uno de los partidos insignes del rugby pre-moderno: Francia – Nueva Zelanda , o “La batalla de Nantes”.

En paralelo, el relato también hace el guiño al desafío que fue para Kirk hacerse cargo de la capitanía de los All Blacks a la vuelta de los jugadores sancionados por jugar por los Cavaliers; ser capitán en un clima hostil y de desconfianza, que afectaron la concentración y el juego del medio scrum neozelandés. Conjunto a esto, el mismo ‘Buck’ Shelford es quién nos da un par de antecedentes sobre como se empezó a cambiar la forma de ver el haka dentro de los All Blacks.

De allí en más, el documental junta todos los ingredientes para concluir rápidamente en la copa mundial. Así, sin que el espectador se logre percatar, acaba un viaje a un rugby de otro tiempo, a una forma distinta de entender y vivir el deporte pero que, sin duda alguna, sirve para intentar comprender como una sociedad puede pensarse así misma a través del rugby y, tal como se ha visto en otras ocasiones para el caso sudafricano; pueden llegar a unirse bajo el mismo objetivo lo político y lo deportivo; tal como David Kirk y Andy Dalton levantando la Webb Ellis Cup en 1987.

El documental se encuentra disponible en el siguiente link: https://www.youtube.com/watch?v=QT9ReP0bMws

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