Con 20 años de trayectoria en torno a la ovalada, Lucía Cárcamo, se tomó una pausa en su vida laboral para sentarse a conversar con Rugby Chile, con la misma voluntad y energía que muestra semana a semana en las canchas del sur de Chile. Y es que la “Lucy”, a sus 45 años recién cumplidos, es una rugbista vigente tanto como jugadora en Potros de Río Bueno; como árbitro y dirigente de la Asociación de Rugby del Sur. Estas son las vivencias de la pequeña pero fuerte rugbista que se jugó todo por su pasión y que alcanzó las máximas instancias a nivel nacional e internacional, representando a Chile tanto como seleccionada y como referee; una historia que aún tiene algo más que contar ya que, tal como ella misma señala, “estoy lejos de retirarme”.
¿Cómo entraste al mundo del rugby?
“Bueno, yo soy profesora de educación física y, cuando estaba en el último año de mi carrera, tomé la especialidad de preparación física, y la práctica la pude hacer en el único club de rugby que existía en Osorno en esa época: Búfalos”.
¿Cómo fue tu estadía en el club?
“Originalmente era una práctica de solo 6 meses. Me llamó mucho la atención el ambiente que había al interior del club…imagínate que en esa época el rugby aún estaba en un estado muy precario en el sur, con pocos jugadores y competencias. Sin embargo, esos pocos jugadores tenían una disposición excelente frente al trabajo que estaba realizando con ellos; quedé maravillada con esa mística del club”.
¿Cuál fue el resultado de esa experiencia?
“Pudimos jugar dos campeonatos en ese semestre, uno de seven y uno de quince, los cuales ganamos principalmente por el buen resto físico que habíamos alcanzado con los muchachos. Y bueno, estaba tan fascinada que me quedé en el club, ayudando no tan solo en la parte física, sino también en lo administrativo ya que eran muy pocas las personas que estaban involucradas en la parte dirigencial del club; así que de a poco, fui haciendo muchas cosas. Incluso, en ese momento, se organizó la Asociación de Rugby de Osorno, de la cual fui presidenta. De esa forma, el rugby llegó a mi vida”.
Pero ¿en qué momento comenzaste a jugar?
“Desde ese entonces, pasaron cerca de 2 años, hasta que vi en la televisión un reportaje acerca del rugby femenino en Chile. Allí descubrí que las mujeres también jugaban y que habían varios equipos, por lo que empecé a interiorizarme en el tema, donde pude conocer a Rucamanque y a la Universidad Católica de Temuco. Justo acá en Osorno había nacido un nuevo club, Baguales de la Universidad de Los Lagos, donde había estudiado y tenía muchos amigos aún. Allí se dio la oportunidad de conformar nuestro equipo, el femenino de Baguales. Fue una muy buena experiencia: al principio tuvimos participaciones discretas, pero trabajamos de tal forma que incluso organizamos un Torneo Nacional acá en Osorno, en el cual quedamos 5tas, una de las mejores posiciones para un equipo femenino del sur. Siempre nos recordamos que el torneo fue en junio-julio, pleno invierno, y acá estaban las chicas de Garumas de Antofagasta y Old Red de Arica…las pobres muertas de frío, pero fue una gran experiencia para todas”.
¿Y tu paso por la selección?
“Es uno de los recuerdos más lindos e importantes que tengo, tanto por como llegué, como por lo que pude vivir junto a las chicas. Lo viví a concho y pude jugar el sudamericano de Reñaca 2009. También participé en los Juegos del Alba, en Venezuela y en el sudamericano de Brasil. También hubo una especie de mundial en Argentina, donde participamos 3 equipos de Chile, en formato de selecciones regionales, en donde integré el seleccionado de Temuco”.
¿Por qué mencionas el “como” llegaste a la selección?
“En retrospectiva, fui muy patuda. En un partido en Temuco un oficial de FERUCHI [ahora Chile Rugby] me comento que podría llegar a la selección si me lo proponía, y que en un par de semanas habría un concentrado en Santiago. Sin más, y ni siquiera conociendo donde estaba el CAR, tomé mis cosas y me fui a Santiago. Cuando llegué y me presenté con el entrenador, me hizo ver lo equivocada que estaba en pensar que cualquiera podía llegar y pararse allá, ya que todas las niñas habían trabajado mucho para poder llegar ahí”.
¿Pero te quedaste?
“¡Por supuesto! respondí que como no podía volver hasta el domingo, me quedaría a ver los entrenamientos. A la hora de almuerzo, me imagino que por lástima, me invitaron a almorzar con las jugadoras y ya en la tarde estaba siendo bolsa de tackle en el entrenamiento. Al terminar, se me acercan y me señalan que podía volver al día siguiente. Fueron 2 días muy intensos en los que aprendí mucho de rugby, pero por sobre todo aprendí que nada es imposible cuando trabajas duro y perseveras. Guardo muy lindos recuerdos de esa etapa y sobre todo de Cristian Jory, el entrenador ‘poco amigable’, pero a quién le debo mucho de lo que aprendí con el seleccionado”.
¿Y el referato en qué momento llega a tu vida?
“Como gran parte de lo que al rugby se refiere, fue por una ‘necesidad’. Era un partido entre Camahuetos de Calbuco y Zorros de Ancud y no había árbitro ni alguien que pudiera colaborar en ese momento. En eso, el entrenador de Camahuetos me llamó y me preguntó si les podía colaborar, ya que yo jugaba y quizás podía saberme las reglas. Así que, con un silbato que con suerte sonaba, fui con la mejor intención y todas las ganas. Desde ahí empecé a trabajar de manera autodidacta, hasta que ARUS comenzó a realizar un trabajo serio, con la llegada de Miguel Acuña, lo que fue un gran aporte y me permitió mejorar mucho mi forma de referear”.
Fuiste la primera referee mujer chilena convocada para eventos sudamericanos, ¿Han sido buenos momentos como referee?
“Ha sido muy gratificante; llevo mínimo 10 años arbitrando en el sur, y he tenido experiencias muy importantes. En 2017 fui nominada al Campeonato Sudamericano de Seven’s Femenino, clasificatorio para el RWC2018, jugado en Uruguay; también fui al Valentín Martínez, el cual fue un gran desafío. Otro, un momento vibrante, fue cuando arbitre mi 1er partido en el torneo juvenil del colegio Mackay; anuncian los equipos por los parlantes y el presentador agrega ‘arbitra la primera mujer referee en el torneo juvenil con más historia de Chile’, fue sin duda alguna un gran momento y muy gratificante. A eso se suman varios TNC, TNA, torneo de colegios británicos, seven del sur en Concepción, entre otros”.
Pero ¿hubo una lesión importante?
“Claro. Justo había llegado la nómina del Panamericano de Playa que se realizaría en Iquique. Hugo Palacios me llama para darme la noticia de mi convocatoria, que sería justo 2 días después de las finales de ARUS, donde tenía que arbitrar. Estaba muy feliz y motivada porque me encontraba en un buen momento en todo lo relacionado al rugby. Sin embargo, durante los primeros minutos del segundo tiempo del partido que arbitraba en ARUS, me caen 2 jugadores en el tobillo derecho…cirugía, 1 placa, 6 tornillos, 1 aguja y un mes en cama: era octubre del 2016 y serían largos meses para poder volver a jugar”.
¿Cómo fue la vuelta a las canchas?
“Bueno, luego, cuando volví de la lesión, no me volvieron a nominar. En un principio me dolió mucho, pero con el tiempo lo entendí…tenemos muchas niñas mil veces mejores que yo, y ya no merecía estar a ese nivel. Por otro lado, volver a las canchas fue difícil, ya que en Osorno no había equipos femeninos, sin embargo, pude conocer a las chicas de la Universidad de la Frontera, UFRO, quienes me abrieron sus puertas durante todo un año”.
¿Y la vuelta al referato?
“Como referee volví y tuve buenas participaciones; donde incluso me tocó ser parte del cuerpo de árbitros del Seven de Viña en sus ediciones 2018 y 2019. He seguido trabajando y arbitrando acá en el sur y siempre estoy dispuesta a tomar el silbato si se requiere en la instancia que sea”.
¿Y también volviste a la dirigencia en ARUS?
“En el último tiempo, empezaron a surgir muchos equipos en la zona y muchas jugadoras interesadas en el rugby, así que nuevamente tomé la iniciativa de estar a la cabeza de los torneos, para garantizar que se generen instancias de desarrollo para las niñas. Lo hago con mucho agrado y con mucho gusto; no ha sido un trabajo fácil, sobre todo por la impronta geográfica, sumado a las dificultades propias de la practica deportiva en Chile…y si eres mujer, es aún mucho más complejo poder sacarlo adelante. Tenemos que pensar en todo, en lo económico, los horarios, los estudios; las chicas hacen muchos esfuerzos para estar en los equipos y por lo mismo hay que estar a la altura de la ambición y el compromiso. En vista de todo eso, del interés y del talento de las jugadoras, era imposible no hacer algo para armar el seleccionado del sur; han sido años de altos y bajos, pero creo que a nivel nacional se ha podido ver el resultado del trabajo que han hecho en conjunto entrenadores, dirigentes y toda la gente que trabaja incansablemente en el rugby del sur”.
En vista de la contingencia, ¿nuevos desafíos?
“Vamos a tener que postergar un poco la planificación que teníamos armada para este año y re-pensarla para captar nuevamente el interés de la jugadora. En lo posible tratar de organizar un torneo corto en lo que nos reste de año y así no perder el envión que habíamos tomado en este tiempo. Confío que superaremos este momento, aunque será inevitable el estancamiento tanto en el juego como en lo administrativo y económico. Imagino que muchas personas ligadas al rugby lo están pasando mal, ya sea por el tema salud o porque están en algún rubro asociado al deporte…tal vez tengamos que dedicar más tiempo a superar la crisis y menos al rugby, pero nada es para siempre y el tiempo es un buen aliado”.
¿Y en lo personal?
“¿Yo? ¡Jugando por supuesto!”.
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