Hablar de la magia del rugby de las islas del pacífico sur es recurrente en el mundo del rugby. Serevi, Tuilagi o Taione son solo algunos de los tantos nombres que han dado fama a la ovalada oceánica que sobrevive y se ha hecho un lugar entre el mundo del rugby profesional. ¿La fórmula? eso es lo que busca develar la recomendación de esta semana, Pacific Warriors, una radiografía al humilde y esforzado trabajo que realizan los isleños para disfrutar de un deporte que pareciera ser diseñado a su propia medida.
Estrenado en 20015, Pacific Warriors (Guerreros del Pacífico), dirigida por James Marquand (One Night in Istanbul), nos transporta a lo largo de 93 minutos a la cotidianidad de los jugadores isleños, hilvanando el rugby de Samoa y Fiji, desde la perspectiva de la historia del rugby en Tonga. Es justamente la pequeña isla, ex colonia británica, la que resalta en este relato dado que, teniendo poco más de 100.000 habitantes, ha logrado participar en 8 de las 9 copas mundiales. En este documental, se recoge principalmente la experiencia de la selección tongana en el mundial de Francia 2007, contada por sus protagonistas y por voces autorizadas del rugby, como Jonny Wilkinson, Bakkies Botha y Jason Robinson entre otros.
En una primera parte, el documental nos ayuda a comprender la realidad del rugby tongano, dando cuenta de los esfuerzos que implica jugar en la isla. Allí también se empieza a configurar una suerte de invitación a conocer la cultura isleña y un ritmo de vida diferente, lleno de música, alegría y religiosidad; invitación que es transversal a todo el documental y que de cierta forma nos da pistas de la visión de mundo que tienen los oceánicos, que dista bastante de nuestra vida continental-occidental.
Posteriormente, sin menguar en la alegría y anécdotas, un relato ligero y alejado de los temas técnicos, nos lleva a conocer la experiencia que los jugadores de la selección de “las águilas marinas” vivieron de cara al mundial de Francia 2007; allí es donde la pasión y el orgullo de representar a una nación se toman el film y sirven de hilo conductor para relatar las peripecias que los tonganos tuvieron que vivir en el viejo continente.
Finalmente, el documental lleva a la reflexión sobre el camino a seguir para poder avanzar en el deporte. Reflexión importante ya que, tal como se relata, tanto Nueva Zelanda como Australia históricamente han alimentado sus selecciones con jugadores de las 3 islas. Esto, sumado a la exportación de jugadores a Europa y la nacionalización de estos por selecciones tales como Inglaterra o Gales, afectan considerablemente el rendimiento y la planificación del rugby isleño, pero… ¿eso es lo importante?, la respuesta es una interpretación que queda abierta, para bien o para mal, para que el espectador resuelva; una suerte de dicotomía entre amateurismo – profesionalismo.
Con más risas y cantos que análisis de juego, este film nos invita a pensar sobre el rugby que está alejado del TIER 1; más bien nos lleva a ver como una nación, movida por la fe, el orgullo y la alegría, vive el rugby de otra manera. Tal vez una concepción distinta del deporte; una que entrega herramientas que podrían servir para enamorar y difundir la cultura de la ovalada, tanto en nuestros clubes y su entorno, como en un programa a nivel país.
El documental se encuentra disponible en el siguiente link: https://youtu.be/eHx0weFo5PA
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