Se viene una semana clave para definir el rumbo del rugby mundial, ya que el próximo martes 30 de junio se cumple el plazo que World Rugby se ha impuesto para zanjar la situación de la ovalada de cara a lo que resta de 2020 y el próximo 2021. De esta forma, se espera el anuncio de un calendario internacional de torneos y competencias, sumado a lo que será la situación final respecto a las ventanas internacionales de los equipos. Si bien las conversaciones de un calendario internacional unificado se venían trabajando desde hace un tiempo, claramente la crisis mundial provocada por el COVID-19 empujó a los máximos representantes del rugby internacional a tomar medidas serias, como la ya anunciada suspensión del Mundial M20 a realizarse en Italia.
En la histórica asamblea online que tendrá lugar el próximo 30 de junio, la idea de unificar el calendario, uno de los temas principales de la reunión, se basa en poder entregar los tiempos necesarios para el descanso de los jugadores, entre competencias y partidos por sus selecciones. “Buscamos una evolución, no una revolución”, señaló Paul Goze, presidente del rugby francés, quien lidera la propuesta para que el rugby comience en septiembre, dejando periodos intermedios para los partidos internacionales; “el plan responde a las demandas del sur sin penalizar al norte”, concluyó.
No tan solo las competencias existentes podrían sufrir cambios mayores, sino que también podría surgir un Mundial de Clubes en 2022, con 16 equipos (8 representantes de cada hemisferio), a fin de potenciar la difusión del rugby de alto nivel. Con ejemplos como el anterior se da cuenta de que reforma de la programación del rugby mundial será a gran escala, lo que permitirá nuevos caminos para potenciar el desarrollo de las naciones emergentes. Además, respecto al rugby femenino, se busca que en el nuevo modelo de programación se tengan ventanas definidas y exclusivas, a fin de poder potenciar la difusión de los torneos, evitando la superposición con otros eventos del rugby.
En el contexto sudamericano, las decisiones de la próxima reunión serán de vital importancia para el proyecto de Sudamérica Rugby (SAR), que busca poder acceder a 2 cupos directos y uno al repechaje, en un torneo sin la participación de la Rugby Americas North (RAN). Esto cobra mayor fuerza al haberse dado a conocer que el 6 Naciones B (integrado por España, Georgia, Rusia, Rumanía, Portugal y Bélgica), que repartía 1 cupo directo y 1 al repechaje, tendrá un cupo directo adicional. De momento, la única “certeza” que tenemos, está basada el arranque del Americas Rugby Championship, programado para iniciar den agosto.
Dentro de la incertidumbre, y más allá de las competencias que podrían tener vida en el contexto sudamericano, Chile tendrá que ver acomodada su agenda internacional, partiendo por ventanas internacionales posiblemente más amplias. A su vez, queda en veremos si la clasificación a Francia 2023 se realizará a través del ARC 2020 o de una nueva competencia sudamericana, donde Chile podría estar disputando un cupo directo a la cita mundialera; todo esto dependiendo de como se resuelva el rugby para “las américas”. Finalmente, y un tema no menor, será el lugar que tendrá en la programación internacional, la Super Liga Americana de Rugby (SLAR), donde el equipo chileno de Selknam, comenzó a abrir un camino importante para la difusión y crecimiento de la ovalada nacional.
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