En 1974, sin mucha convocatoria ni alguien que pudiera entrenarlos, nació un equipo de rugby en el Saint George, que desde un inicio tuvo que enfrentar las complejidades naturales de un nuevo club: competir contra rivales que llevaban años jugando, mientras que los rugbistas georgianos apenas aprendían en tercero o cuarto medio.
Formando dragones
El hombre que los guiaría para consagrarse sería un ex alumno del colegio, Juan Ignacio López del Rio, por ese entonces seleccionado nacional y capitán del Prince of Wales Country Club, quien fue su primer entrenador y ayudó a los chicos a potenciarse hasta dar un gran salto de calidad en 1976, cuando consiguió sacar adelante las categorías menores de los Dragones.
A raíz de todo el esfuerzo depositado en el naciente club, los apoderados, el colegio y la federación entregaron apoyos para que los georgianos pudieran tener su cancha de rugby, que ellos mismos construyeron, araron y sembraron, dándole a ese terreno un verdadero “sentido de pertenencia” con ellos.
En los 80’s entraron al torneo de Colegios Ingleses y al campeonato de la federación, y si bien, en los primeros años de los dragones, el objetivo principal era que el rival no llegara a los 100 puntos, poco a poco comenzaron a crecer en base a esfuerzo y planificación, hasta que en esta década se consagraron constantemente dentro de los primeros lugares.
Creciendo en distintas direcciones
Posteriormente, en los 90’s seguirían creciendo en su calidad, comenzando a obtener títulos, entre los que destaca un tricampeonato en la segunda. Sin embargo, pese a colgarse la corona y ganar el ascenso, los georgianos decidían no ascender debido a la baja cantidad de jugadores con la que contaban, pues el pre-requisito para acceder a primera era poder contar con dos equipos, algo que en esa época se veía muy lejano para los dragones.
Entre el 94’ y el 96, el equipo decidiría dar el salto y comenzaría a jugar en la máxima categoría, donde se mantendría firme hasta que lamentablemente Old Georgians dejaría de jugar, en un momento complejo para el club durante una época de transición entre las áreas sociales y deportivas del rugby, teniendo un choque entre ambas visiones por parte de los nuevos jugadores y los más antiguos.
Esto sucedió principalmente porque la siguiente generación traía años de formación competitiva a sus espaldas, observando los logros de los dragones y contando con una preparación más extensa, precisamente gracias al crecimiento conseguido por quienes estuvieron detrás.
Luego de este choque de visiones, Old Georgians desapareció de la órbita del rugby en 1997. Sin embargo, varias de sus estrellas posteriormente pasarían a jugar en Alumni, transformándose en jugadores clave para este cuadro que, con una destacada línea de dragones, se convertiría en campeón el 2001.
El Dragón renace
El 2003, finalmente un grupo de ex alumnos de los 90’s junto con otra base de jóvenes georgianos consiguieron formar nuevamente a Old Georgians, con una visión plenamente enfocada en el desarrollo competitivo y deportivo del club, buscando también incorporar más jugadores externos al colegio para aumentar la base de miembros en el equipo, convirtiéndose en el hogar de múltiples rugbistas tanto de Santiago como de regiones.
Desde el inicio, los dragones volvieron lanzando fuego en la ovalada nacional. Ni siquiera desempolvaban el escudo y ya se habían consagrado como campeones de la segunda división en 2003, pero siguiendo las lecciones del pasado, sabiendo que no estaban listos, decidieron no ascender. Una determinación que mantuvieron en 2004, donde se consagraron nuevamente con una base de jugadores mucho más amplía.
No fue hasta 2005, sumando otro “tri” al palmarés de los georgianos, que los dragones decidirían dar el salto a primera en 2006, donde pisarían fuerte desde el arranque, venciendo a Sporting en su debut.
Posteriormente, vendrían cada vez más logros, alcanzando incluso los playoffs por el oro en 2010, donde Old Georgians perdería en un duro encuentro ante Cobs.
Siete Dragones
Pero los logros de XV también estarían acompañados de las glorias en el seven, en que los georgianos se transformarían en uno de los elencos más reconocidos del país a la hora de enfrentar campeonatos en la modalidad reducida.
Los títulos fueron una constante en la última década para los siete dragones. Terrenos tan reconocidos en la ovalada nacional como el Country Club o el Old Grangonian fueron testigo de la velocidad y dinámica de un elenco que supo coronarse en múltiples fechas del Circuito de Sevens de Arusa, y participaciones destacadas en el Seven de Reñaca.
Un vuelo aún más alto
Pero incluso con todo el desarrollo conseguido hasta ahora, un dragón nunca está satisfecho, siempre apunta más allá, sobre todo luego de renacer en 2003 con un objetivo claro delante de ellos: llegar a su máxima capacidad deportiva y consagrar su vuelo hasta convertirse en uno de los elencos más competitivos del país.
Leave a Reply