Hace ya un par de semanas, Frank Méndez fue considerado dentro de los 100 jóvenes líderes, según El Mercurio. El profesor de Educación Física, entrenador y árbitro de rugby, ha destacado por su labor al interior del club de Trapiales de La Pintana, desde donde ha trabajado en torno a la ovalada para educar y aportar en el desarrollo tanto de niños, jóvenes y adultos que concurren al equipo de los “pumas” de la zona sur de la capital. Es por ello que quisimos conversar con Frank para entender un poco más su visión respecto al rugby, desde su propia experiencia.
¿Qué significó para ti conocer el rugby?
“Para mí, el rugby significó un desafío… en realidad cuando lo conocí fue como si me hubiesen sacado de mi zona de confort. Si bien, siempre fui muy deportista, me pareció desafiante tener un deporte nuevo, innovador y riguroso. Aunque desde el principio no enganché del todo, ya que era un deporte muy diferente a los que estaba acostumbrado a practicar, poco a poco le fui agarrando el gustito, y la verdad es que me encantó y me gustó mucho participar, sobre todo desde los inicios del proyecto de rugby en el colegio Nocedal. Allí comenzó el rugby para mí, de la mano de Edmundo Gómez, profesor de educación física, quien llegó con este proyecto, del cual tuve la suerte de participar en las primeras generaciones”.
“La verdad es que fue super positivo tener esa posibilidad y, a medida que fueron pasando los años en el colegio, pasó de ser solamente un espacio de la clase de educación física a un taller… allí empecé a verlo como un estilo de vida… realmente el rugby cambió mi forma de vivir y ver la vida”.
¿Podría haber sido igual en otro deporte?
“De no haber conocido el rugby, si o si estaría ligado a algún deporte. Siempre fui bien deportista y hubiese permanecido hasta el día de hoy en algún otro deporte como hobbie. Pero la diferencia con el rugby es que lo vi más de forma profesional, laboral y social, es decir, en cierto sentido logré ver en él una herramienta pedagógica, justo cuando tomé la decisión de estudiar Ed. Física. Sabía que en Chile es muy difícil dedicarse al rugby y poder vivir de él, por lo que, desde el momento en que empecé mis estudios profesionales, me propuse como meta, de una u otra forma, llevarlo a la práctica como profesor: enseñarlo en algún colegio, trabajar en un club, participar en proyectos, etc. En ese sentido, siempre tuve la convicción de que el rugby te da esa posibilidad de utilizarlo para formar jóvenes, desarrollar valores y todo lo que conlleva el espíritu del deporte…es el rugby el que me permite llevar mi profesión más allá”.
Ahora cómo profesor, ¿qué buscas transmitir desde tu experiencia personal?
“Busco transmitir lo lindo que es practicar un deporte: practicar una actividad deportiva de forma frecuente, tener un grupo de amigos, generar compañerismo, generar responsabilidad en edades tempranas… algo que es un poco difícil sobre todo fuera de lo que es el colegio… generar este ‘adicional’ es la clave; si en el camino surgen buenos deportistas es espectacular, pero la prioridad es generar lazos, relaciones sociales y enseñarles una infinidad de cosas a través del deporte”.
¿Sientes que ha cambiado el concepto de «social» en el rugby desde que lo conociste? ¿en qué lo ves reflejado? ¿qué papel jugó Trapiales en ello?
“El concepto de rugby social ha cambiado… empecé en el rugby hace 14 años y, a través del tiempo, me tocó escuchar referirse al ‘rugby social’ como un ‘insulto’ ya que a algunos les parecía que había gente que no debía jugar al rugby. Eso me quedó marcado desde que lo escuché, porque en mi caso, nunca me pareció que ‘lo social’ fuese un distintivo negativo. Personalmente creo que el ‘rugby social’ es aquel que nace de un proyecto en alguna comunidad donde ocupan el deporte para generar otras cosas. Muestra de ello es Trapiales que, al igual que varios equipos que han hecho las cosas bien, han ayudado a cambiar esa idea de ‘lo social’; de como un proyecto de rugby puede evolucionar y transformarse en un proyecto deportivo, cultural, social y completamente integral; demostrándolo con trabajo duro y responsable… hay varios clubes a lo largo de todo Chile que están haciendo las cosas muy bien y que están renovando ese concepto de ‘lo social’. Creo que eso va a terminar cambiando la forma en que se ha vivido históricamente el rugby en Chile, donde más equipos como Trapiales tengan la posibilidad de desarrollarse y crecer sin límites… haciendo las cosas bien, con compromiso, generando un buen equipo de trabajo y una buena estructura de club, se puede llegar a cualquier nivel, ya sea en lo deportivo o en lo social”.
Siguiendo la misma línea, en el panorama nacional ¿Cuál piensas que sería «la gran deuda» con el rugby nacional?
“Creo que esta deuda es el apoyo de forma transversal a todos los clubes del país. Estoy seguro de que hay muchos con incluso más potencial que Trapiales, pero que lamentablemente no han podido pegar ni el salto de calidad ni han podido tener la repercusión mediática en su entorno. Hay que seguir buscando herramientas para apoyar a esos clubes, para fortalecer las estructuras de sus asociaciones, poder orientarlos en la búsqueda de recursos humanos y económicos y en la generación de infraestructura adecuada… un sinfín de cosas que van a significar que ese club sea un aporte a su comunidad y que, en base al crecimiento de varios clubes en conjunto, se mejore la competencia y la cobertura del rugby nacional, llegando a niños en edades más tempranas”.
“También creo que existe una deuda en el rugby femenino, en cuanto al apoyo y desarrollo de categorías infantiles y juveniles, donde debiesen existir múltiples instancias de juego. En Trapiales por ejemplo, hubo un gran contingente en dichas categorías, pero lamentablemente no tenían con quién jugar”.
Respecto a lo anterior, ¿estamos en buen camino?
“Creo que vamos en muy buen camino. Hace un par de años se está trabajando de forma específica en cada una de las áreas. Además, con la creación de los Centros de Alto Rendimiento, se va a aportar significativamente en el desarrollo de las regiones. Ahora hay que cuidar eso… hay que cuidar lo poco o mucho que se tenga, hay que trabajar en conjunto, apoyarnos, solidarizar con el club de al lado… porque todos somos amantes del mismo deporte y es clave que estemos remando hacia el mismo destino. Vamos en muy buen camino, pero es un trabajo a mediano y largo plazo, donde la constancia, la perseverancia, la responsabilidad y el trabajo en equipo, van a ser claves para poder tener buenos resultados. Esto es un trabajo de todos, más allá de las instituciones que deban apoyar, es responsabilidad de todos los rugbistas del país el seguir mejorando”.
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