Editorial: «El rugby vuelve a incomodar»



Ante el titular publicado por el periódico “El Mercurio de Valparaíso” que enuncia “EL RUGBY VUELVE A INCOMODAR”, solo nos queda la pregunta de ¿cuándo el rugby no ha incomodado?

Desde su propia dinámica intrínseca, y tal como muchos entrenadores comparten, el rugby es un deporte que busca la incomodidad tanto dentro como fuera de la cancha. Caras magulladas, narices raspadas y uno que otro “cariño”, son solo parte de los adornos que poco a poco van modelando la figura de los y las rugbystas, que voluntariamente se someten a arduas jornadas de entrenamiento, rigurosidad en sus estilos de vida y la presión de rendir de la mejor forma posible junto a sus compañeros; todo ello sin olvidar las incomodidades propias de la vida cotidiana.

Pero no solo en la cancha se ha sentido el rigor del deporte ovalado, porque en los últimos años son muchas las instancias donde el rugby ha estado presente. De no haber incomodado, no habría roto con la premisa de ser un deporte de élite; gracias a ello, hoy se juega literalmente de Arica a Punta Arenas y de Cordillera a Rapa Nui. De no haber incomodado, no se habrían generado instancias sociales en torno a la ovalada, llevando el rugby a comunas periféricas, en riesgo social o incluso a pequeños pueblos alejados de las grandes urbes. De no haber incomodado, el rugby no se habría transformado en una herramienta de trabajo con menores y adultos privados de libertad que hoy encuentran a través de los valores del deporte, una nueva vía de escape a su realidad.

De no haber incomodado, el rugby no habría salido de los colegios del sector alto para jugarse en estadios municipales, en canchas de tierra o incluso en todo el litoral del país. De no haber incomodado, no se habría hecho parte de los programas deportivos de las municipalidades y, realmente de no haber incomodado, no se habría empezado a transitar ese lento camino para que los colegios públicos de Chile tengan rugby en sus programas deportivos.

Incomodando y con mucho amor propio, las y los cóndores han ido construyendo su propia fama en la región, ganándose con justo derecho un sitial que, año tras año, progresa de cara a las ambiciosas metas del rugby chileno. Así, incomodando nomás, las regiones clamaron por un programa de Alto Rendimiento a nivel nacional que hoy asoma como una gran oportunidad para potenciar el deporte ovalado en el país. Y ¿cómo no iban a incomodar si solo de esa forma lograron adentrarse al profesionalismo y levantar una franquicia nacional como Selknam?. Justamente, solo incomodando pudimos ver a nuestras selecciones jugar en importantes estadios, consagrados históricamente al fútbol, como el Estadio Elías Figueroa Brander o el Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos…y eso que aún quedan muchos más por incomodar.

Ha sido un largo e incómodo recorrido para que hoy el rugby pueda llegar a soñar con transformarse en el segundo deporte del país y alcanzar citas mundialistas de primer nivel. Compartimos esos mismos sueños y, si de nosotros dependiera…

¡Que el rugby siga incomodando!

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