La Lobera de Chinquihue se transformó en el escenario de uno de los duelos más icónicos del sur, esta vez bajo un contexto especial, al ser la primera vez que los valdivianos jugarían un partido desde el estallido del COVID-19 que paralizó todo en marzo del 2020.
El encuentro desarrollado en dos tiempos de 20 minutos cada uno, sumado a un tercer complemento de 40, acabó con victoria para los puertomontinos por 38-12 en un cotejo que estuvo marcado por dos propuestas muy distintas por parte de ambos elencos en un enfrentamiento donde el viento afectó mucho a la hora de meter el pie.
Los Lobos apostaron nuevamente por un juego dinámico, ocupando más las manos y mostrando por momentos un estilo de ataque relámpago, que parece ir afianzándose cada vez más dentro de los locales, algo que destacó el entrenador de los puertomontinos, Claudio Kahl, que dejó claro que espera consagrar este sistema como un elemento característico del juego de su escuadra.
En el caso de Austral, los Pingüinos mostraron un estilo muy “sureño”. Resistencia férrea, una línea ordenada y presión intensa. En aspectos de rudeza, la pandemia no mermó el espíritu de los valdivianos, pero les costaba más afianzar sus jugadas, mostraban menor dinamismo y algunas complicaciones en la elaboración de juego, aspectos donde la falta de rodaje surtió efectos, pero en que los campeones de ARUS 2018 fueron mejorando con el correr de los minutos.
Un amistoso importante para ambos elencos, vital para que los Lobos puedan seguir afianzando su nuevo estilo y fundamental para Austral, que necesitaba reencontrarse con la cancha después de casi dos años y demostró muy buen nivel, complicando a un rival que traía otros partidos en el cuerpo.
Sin duda, estos dos cuadros volverán a protagonizar emocionantes encuentros en el retorno de ARUS, que preliminarmente estaría trabajando para retomar su competencia oficial en octubre de este año, todo esto a espera de confirmación.
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