¡Nadie es profeta en su tierra! Carlos Soteras-Merz, hoy puede decir que sí. «Carlito», capitán del Seven de Alemania, será recordado como el primer jugador en levantar la copa de la edición inaugural del World Rugby Sevens Challenger Series de Chile en Viña del Mar.
Carlos es mitad chileno, mitad alemán. Una historia de kilómetros que el rugby se encargó de unir, desde sus primeros años formativos en la Universidad Católica hasta anoche en Sausalito, con trofeo en mano tras la victoria ante Hong Kong (17-0) en la final del torneo clasificatorio que inició la ruta a la serie mundial del rugby seven a side.
“Personalmente es un orgullo tremendo, soy mitad chileno, mitad alemán, ganó Alemania, pero en mi corazón también ganó Chile. Mis primeros pasos en el rugby fueron aquí en Chile, así que todavía conozco algunos compañeros, estoy muy…muy feliz, estoy muy contento”.
En San Carlos recuerdan a los Soteras. “Tres hermanos, todos muy buenos para el rugby”, entre ellos al padre de Carlos quien lo inició en este deporte. Pero fue sino su tío Álvaro el que más huella dejó: «un medio scrum que dejó su marca en una época muy recordada del club», nos data al telefono, Hugo Díaz, sempiterno formador de la UC.
Fue la década del 70, del coach Alberto Jory, en el resurgir del equipo. Campeones en el 1975. Época cruzada donde dejó estirpe otro chileno de exportacion: Alberto Camardón, técnico chileno, criado en el Old Boys y considerado uno de los padres de los Pumas, sí los Pumas argentinos originales del ´65 y a quien en parte además se le atribuye esa herencia mezcla entre simpleza y funcionalidad que siempre imprime el seleccionado trasandino, incluso hasta los tiempos de hoy. Todo made in Chile, un país con mucha tradición de rugby que recuperar.
¿Sobre los Soteras? ¿Es posible rescatar la historia? “Supe que uno de ellos se fue a un lugar en Europa, pero no sabría decir cuál”, nos cuenta algo perdido un viejo “Burro” de la época (como se les denomina a los Seniors de la UC) y que fue pupilo de Camardón. «El destino fue Alemania», respondo. La historia se cierra con Álvaro, el tío que terminaría sus días rugbísticos jugando y forjando el rugby en la costa del Maule, en Constitución. Lo que vendría después tuvo un final donde mismo empezó.
¿Por qué ganó Alemania?
Porque llegaron con cartel de favoritos y así lo plasmaron. Son profesionales, el plantel en su totalidad se dedica al seven a tiempo completo en una academia privada, propiedad del mismo presidente del Stade Francais de París, Heinz-Peter Wolff, además de estar insertos en una estructura deportiva de Estado de Bienestar que tiene más de 30 millones de deportistas federados.
En cancha Alemania tuvo su propia receta: agresivos siempre y pelota en mano, una de las claves de este seven a side. “El Wolfpack” como se denominan ganó porque fue un equipo que a lo largo de los dos días tomó riesgos; físicamente jugaba al límite, sin temor al roce, agrupando jugadores y despegando la pelota del piso tan rápido como la picardía y cerebro de Soteras: un centro de 1,80 y respetables 89kgs, dueño de un biotipo muy parecido al nuestro, que disfrutó y no se cansó de buscar diagonales y/o el contacto como herramienta principal.
Sus socios favoritos: Tim Lichtenberg y Fabian Heimpel con 30 y 35 puntos cada uno. En total marcaron 18 de los 24 tries teutones. Dos menos que los que hizo Chile, que tuvo al Tryman del torneo Rodrigo Fernández con 6 ensayos.
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Entrevistas: Juan Vásquez / F.Cáceres
Fotos: chileurgby.org / @Victorsportsnews
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