Dentro de la continua elaboración y perfeccionamiento de las reglas de World Rugby, uno de los últimos cambios hace mención respecto a la “tarjeta azul”, la cual se trataría de una nueva herramienta de cara a poder evitar situaciones altamente dañinas para jugadores que, pese a haber sido afectados por un golpe importante, logran seguir en el campo de juego, sin la evaluación médica pertinente. De esta forma, la premisa es que, ante la duda, debe operar el protocolo que apunta directamente en preservar la integridad del jugador.
Si bien la ley no es nueva, existiendo antecedentes de su uso experimental desde 2017 en Australia y Nueva Zelanda, en el último tiempo vuelve a cobrar relevancia con su implementación en el periodo previo a la pandemia en el campeonato argentino. La medida básicamente se trata de dotar al referee de una “cartulina” azul, la cual le faculta para pedirle a un jugador con signos claros de conmoción, que se retire del campo de juego para ser evaluado por el personal médico. En este sentido, el referee también asume una responsabilidad importante dado que debe tipificar posterior al encuentro, las situaciones observadas que le llevaron a tomar la decisión de retirar a un jugador por condición médica.
Así, dado el protocolo de la medida, para el caso del torneo argentino 2019, los signos que facultaban al referee a mostrar la tarjeta azul eran: pérdida de conocimiento confirmada o sospechada, convulsiones, postura tónica, alteración del equilibrio/ataxia, aturdimiento evidente, pérdida de orientación espacio-temporal, confusión, cambios de comportamiento, signo oculomotor, identificación en el campo de algún signo o síntoma que genere sospecha de conmoción cerebral; dentro de estos últimos, se incluye el dolor de cabeza, mareos, obnubilación metal, problemas visuales, confusión, sensación de ralentización, fatiga, somnolencia, vómitos y sensibilidad a la luz o ruido.
Felipe Balbontín, referee chileno, señala que “[esta medida] va en la línea de un factor clave para juego y los referees: la seguridad del jugador. Si el Referee sospecha o ve claros signos de que un jugador tuvo una conmoción cerebral, le muestra la tarjeta azul y ese jugador debe abandonar la cancha y ser evaluado por el equipo médico…como referees debemos estar atentos a estas situaciones, y en constante capacitación y comunicación con los cuerpos médicos de los equipos para siempre tener como prioridad la seguridad y salud del jugador”. Así también, Felipe hace énfasis que aún se trata de una “regla experimental” la cual, hasta la fecha, no ha sido aplicada en Chile; “creo que primero debe haber una bajada de línea del área referato de Chile Rugby, en conjunto con el área médica…si luego de eso se evalúa y vemos que realmente será un aporte para nuestros torneos, bienvenido sea…”
Para Juan Pablo Toledo, jefe del área médica de Chile Rugby, esto responde a una buena forma de poder evitar situaciones de mayor gravedad; “lo apoyo totalmente. Indudablemente debe haber un constante trabajo entre referees y el área médica, cosa que cada vez va trabajándose aún más, de acuerdo con el programa de Bienestar del Jugador de World Rugby. Nuestra misión principal es poder aminorar las lesiones mayores”. El Doc Toledo además señala que una medida así cobra relevancia dado que “por la velocidad y los tipos de jugadas que aglomeran a los individuos, a veces se enmascaran las situaciones, impidiéndonos percatarnos cuando un jugador se ve afectado por una conmoción cerebral, hasta que lo vemos en el suelo”; sin embargo, Juan Pablo es consciente de la evolución y la dinámica del juego, “es una medida que aún no está clara del todo; hay que pensar en su masificación y sobre todo en su forma de aplicación para facilitar el partido y no interrumpirlo más de la cuenta…tenemos que apostar a que sea un juego lindo pero lo más seguro posible”.
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