Sin duda, uno de los cuadros de regiones más famosos del país, reconocido por su presencia competitiva y los jugadores que ha aportado para la selección nacional, además de sus numerosos títulos en las competencias de su zona. Este elenco es, probablemente uno de los más conocidos y poderosos de lo que hoy es la ARUS, pero tal como es frecuente en la ovalada chilena, su trayectoria se forjó a través de esfuerzo y sudor.
Formación
Dando sus primeros pasos en 1983 por un grupo de jugadores que participaban del Club de Rodeo Puerto Varas, con Héctor Merino como su primer presidente, estos hombres se unieron poniéndose a sí mismos la misión de difundir el rugby, pensando sobre todo en que en esa época el sur tenía muy pocos representantes, centrados principalmente en Valdivia, a más de 200 kilómetros de Puerto Montt.
El club comenzó a jugar y reunir jugadores, demostrando desde sus primeros encuentros que estaban trabajando para convertirse en verdaderos titanes, que encendían la pasión ovalada en la cancha de la Municipalidad de Puerto Montt, Estero Lobos.
El tinte extranjero y el campo propio
Fue durante estos primeros años que llegó uno de los partidos más emblemáticos en la historia del club, en que Los Lobos se midieron ante los tripulantes del barco Queen Elizabeth, es decir, contra un equipo de Sudáfrica, para lo que solicitaron refuerzos desde Valdivia.
Así, llegado el día del partido, el cuadro del sur abordaba la cancha listos para disputar su encuentro, sin embargo en el mismo horario se estaba llevando a cabo un partido de fútbol en el campo de juego.
Es aquí donde vendría una anécdota icónica de la institución, ya que, sabiendo que estaba todo resuelto para usar esa cancha y que legítimamente tenían el derecho de utilizarla en ese día y horario, el sempiterno Eduardo Cádiz habría tomado la pelota redonda para lanzarla lejos del recinto, dando por terminado el encuentro. A su equipo no lo pasarían a llevar.
El encuentro finalizó con victoria para los sudafricanos y aprendizaje para los sureños, que más adelante nuevamente tendrían la oportunidad de medirse con rivales provenientes del extranjero, de hecho, uno de ellos se transformaría en un juego de celebración para el esfuerzo de Los Lobos.
El club hasta ese momento no tenía una cancha propia, por lo que sus entrenamientos se realizaban en la misma ciudad de Puerto Montt, ocupando sus espacios públicos, lo que los llevó a ser cada vez más reconocidos entre la ciudadanía, generando poco a poco una conexión especial con este cuadro.
Pero, en medio de esto, Los Lobos consiguieron fundar su propia cancha en un terreno, que según ellos mismos cuentan era prácticamente un cerro, que tuvo que nivelarse, con Eduardo Cádiz moviendo la camioneta para desplazar las champas y la maquinaria haciendo su trabajo con aportes de los propios jugadores, hasta que finalmente La Lobera estuvo lista para hacer su estreno, una vez más, ante un elenco extranjero.
Les Vieilles Pompes, fueron los rivales provenientes de Tahití que acompañaron a los puertomontinos en la inauguración de su campo el 1 de mayo de 1986, con victoria para los locales en un duelo que se transformó en la única derrota de los taitianos durante su gira por Chile. La casa del Gigante se estrenaba con un triunfo a lo grande.
Desde aquí, las aventuras con elencos internacionales continuaron: en 1989 jugaron contra los tripulantes del “Drakenberg”, un buque de guerra sudafricano y un elenco de Costa Vasca. Además, en 1990 se midieron con el Naval College de Vlootkollege, para posteriormente tener cotejos ante Parktown Boy’s High School de Sudáfrica en el 93. y con el Ipswich Grammar School de Australia en el 94.
El gran viaje
Pero entre todos esos encuentros, el que más destacan Los Lobos es su partido con las policías de Sudáfrica en el 89’, que habían viajado a Chile para enfrentar a la selección nacional (a la que vencieron), y luego del duelo generaron los contactos para visitar Puerto Montt y tener un encuentro especial junto al Gigante de la Patagonia, jugando durante diez minutos como rivales para luego hacer un equipo mixto entre ambos elencos y disputar un juego que generó un nexo especial entre ellos, ya que gracias a ese enfrentamiento amistoso, en 1991 se dio la idea de viajar, consiguiendo todos los implementos necesarios y llevando a cabo un intenso entrenamiento en que Carlos Ojeda, preparador físico del equipo por ese entonces, los exigió al máximo. Y no era para menos, si el objetivo era prepararse para ir directo a una capital del rugby planetario: Sudáfrica.
Los sureños viajaron y tuvieron partidos en distintas ciudades del país, bajo una gira que les sirvió para crecer hasta un nivel inimaginable previamente, teniendo la posibilidad de ser entrenados durante esta travesía por un ex Springbok y finalmente siendo capaces de medirse de igual a igual con la policía de Durban, siendo derrotados solo por dos puntos.
Experiencias como estas volverían a repetirse en el futuro, sobre todo con Los Lobitos, el equipo juvenil que se fundó en el 97’ y que ha tenido la posibilidad de jugar con elencos extranjeros, dando un fogueo especial a los jóvenes del club.
Reconocimiento nacional
Pero lógicamente, aunque celebran mucho su experiencia ante elencos extranjeros que les permitió ampliar la cultura de su rugby, que en ese momento se encontraba muy distante de las otras capitales rugbísticas del país, Los Lobos también comenzaron a tener aventuras a lo largo y ancho del territorio chileno, como protagonistas de los campeonatos nacionales.
El club aún era joven, pero rápidamente empezó a dar que hablar gracias a sus buenas actuaciones. En 1988 durante el torneo de Rancagua, incluso, los sureños vencieron a la Universidad Católica, dando a conocer al país que este cuadro del sur, fundado hace un par de años no era solo un invitado, sino un verdadero contendiente. Poco a poco, comenzaron a ser considerados un equipo fuerte.
Sus clásicos se fueron generando poco a poco, sanas rivalidades deportivas con los valdivianos de Phoenix y claramente con Austral se transformaron en verdaderos clásicos, después de todo, eran comúnmente los protagonistas que definían entre ellos las competencias de la zona.
El equipo juvenil, Los Lobitos, también se hizo de una gran fama, siendo protagonista de torneos nacionales y cuna de grandes rugbistas. De hecho, el Gigante de la Patagonia se ha vuelto un aporte a la selección nacional, entre los que destacan los Cóndores Patricio y Phillippe Lerou, Karl Heinz Schaffer, Mario Martínez, Felipe del Campo, y la Cóndor, Cristine Vargas.
Los reyes de ARUS
El equipo siguió creciendo, pero siempre viendo también a su entorno, con una ovalada que poco a poco se iba masificando en la zona, pero que aún requería de otro empujón para avanzar.
Por esto, justamente, Patricio Lerou como Presidente del club en ese momento y un referente histórico de la institución tras convertirse en el jugador más joven hasta el día de hoy en el equipo (debutó con 14 años) y otrora seleccionado chileno, junto con otros timoneles de la zona formaron la Asociación del Rugby del Sur en 2005.
Y ya aquí, con un torneo mucho más estructurado en la región, llegó el reinado absoluto para los protagonistas de este relato: pentacampeones de la Liga ARUS desde el Apertura 2007 hasta el Apertura 2009, bajo un reinado que solo pudo ser frenado por Austral en el Apertura 2010, antes que Los Lobos se quedaran con el Clausura. El torneo siguiente volvería a ser ganado por los valdivianos, acrecentando aún más la rivalidad deportiva entre estos elencos.
Durante la última década, Los Lobos serían protagonistas constantes (monaras en 2015), aunque serían Osorno, Jabalíes y Austral los elencos que mejores resultados cosecharían en esos diez años, aunque aún lejos de alcanzar los 15 títulos de los puertomontinos, líderes absolutos en el palmarés, seguidos por Jabalíes y Austral con seis coronas.
La manada debe crecer
Los Lobos se han transformado en uno de los elencos más emblemáticos de la zona sur, reconocidos en todo el país, contendientes en varios eventos para algunos de los equipos más grandes de Chile y parte crucial del desarrollo de la ovalada en la Región de Los Lagos.
Hoy en día continúan siendo referentes, destacando cada vez más en la formación de jugadores y apuntando hacia ahí sus esfuerzos, justamente hacia un futuro glorioso que nazca desde casa, con un hogar cada vez más ampliado, ya gestando el desarrollo de su segunda cancha, esta vez en Los Muermos, sector aledaño a la ciudad de Puerto Montt.
Con grandes objetivos y metas aún por cumplir, el Gigante de la Patagonia quiere seguir aullando y mostrar que a punta de esfuerzo, su región se ha transformado en una nueva capital de la ovalada, una en que ellos quieren seguir ganando títulos, pero sobre todo, fortalecer a su propio club para transformarse en un equipo cada vez más grande, que acerque más personas al rugby y forje cada vez mejores jugadores, pero ante todo, rugbistas que lleven con orgullo la piel de su manada.
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