“De niño vivía en Estación Central, con una familia bien constituida con mi abuela y mi tía. Era un niño normal, pero tomé malas decisiones en algún momento, como a los 14 años. Empezó a complicarse la situación porque empecé a hacer cosas malas, empecé a delinquir y con los años seguí en lo mismo. No tomé en cuenta las cosas que me hablaban y lamentablemente llegué a la penitenciaría a cumplir una condena de cinco años y un día por la receptación de un vehículo”.
Sergio Rojas no llegó al rugby en una cancha, ni tuvo el pasto bajo sus pies cuando sostuvo su primera pelota. Entre celdas y vigilancia, un hombre oriundo de Estación Central vio la oportunidad de cambiar su vida a través de la ovalada, gracias al apoyo de la Fundación Taller de Rugby.
Encontrando el camino
Fue detenido en 2015 y su condena dictada en 2016. Rojas pasó los siguientes años de su vida en la cárcel, marcando un punto de ruptura absoluto para él. “Cuando fui condenado fue un momento terrible para mí, me di cuenta que me iba a separar de mi familia, de la gente que quería, que iba a perder muchas cosas, pero lamentablemente estaba pagando algo que había hecho, entonces tuve que bancármela”, recordó, con un tono reflexivo.
Tras un lapso de tiempo, Sergio acabó en la Calle 7 de la ex Penitenciaría de Santiago, había recibido la posibilidad de estar allí para llevar a cabo el proceso de conducta y optar, más adelante, a la libertad condicional. Es en este lugar donde vendría la oportunidad para marcar un cambio en su vida a través del deporte.
“Estando en esta calle conocí a un joven, otro interno que estaba ahí y me comentó sobre el rugby, que había un taller que lo llevaba Francisco Saavedra. Me tincó, en un momento yo en mi vida conocí el rugby en la calle, siempre me gustó pero nunca pude realizar el sueño de jugar”, comentó Rojas.
“Cuando llegó el Pancho con su taller, lo conocí y lo tomé como una opción de desahogo, de poder salir de donde estaba y respirar un poco, porque podíamos ir a una cancha donde podíamos estar un poco más libres, podíamos hacer deporte (…). Desde el primer día me encantó el rugby y empecé a tener una relación con el Francisco como de hermano mayor a hermano menor, entonces casi todos los días que había entrenamiento siempre tenía una pregunta para el Pancho”, recordó Sergio.
A esto, Rojas agregó “siempre tenía una pregunta (para Francisco), una duda, de repente le decía que tenía miedo, que no sabía qué iba a hacer cuando saliera, que no sabía qué podía hacer…”. Sergio realiza una pausa, pero no expresa tristeza en ningún momento, sino ilusión y prosigue relatando “el Pancho siempre me dio buenos consejos, siempre me dio apoyo y sus consejos siempre fueron al callo, me decía que pasito a pasito y a paso firme me iba a ir bien, sin miedo al éxito. Me enseñó los valores del rugby y así estuvimos tres años en el taller, jugando casi un año y medio, hasta que tuve el orgullo de ser el capitán de Panteras Sur, que es el equipo de la penitenciaría”.
Libre
El tiempo fue corriendo. Rojas continuó jugando y vivió varias experiencias especiales junto con sus compañeros, como la visita de los jugadores de Universidad Católica y diversas actividades, que acompañaron a Sergio, como a tantas otras personas privadas de libertad a lo largo de su encierro.
Sin embargo, en enero del 2020 finalmente llegó el día esperado. Sergio Rojas salía con libertad condicional a cumplir su último año de condena fuera del presidio. Un proceso emocionante, pero complejo a la vez, según relata el propio protagonista de esta crónica.
“Después de un par de meses fuera, le dije a Francisco que estaba en la calle, que quería jugar rugby y cambiar mi vida totalmente, y sabía que el rugby era una parte fundamental para poder hacerlo, porque sentía apoyo, me sentía feliz jugando rugby, entonces el Pancho me presentó al Old Anglonians, el equipo del Colegio Inglés, donde llegué un día con mucho miedo, con muchos prejuicios de mí mismo del qué dirán”, contó Sergio, quien se tomó un segundo, emocionado, antes de continuar el relato, “pero puedo decir 100% hasta el día de hoy que mi equipo son ¡total y absolutamente la raja conmigo! Son muy preocupados, se preocupan de mí, me tratan de ayudar, si no aparezco me ubican. Para mí es mi familia, nunca pensé que fuera tan lindo poder estar con un equipo de rugby y poder pasar estas cosas, de ver que el equipo es una familia donde se preocupan cada uno del otro, que siempre te están apoyando”.
A esto, Rojas añadió “nunca hubo un prejuicio por dónde estuve, incluso siempre tenemos conversaciones con los chiquillos y me dicen que eso es parte del pasado”.
Tras su llegada al club, Sergio dio un nuevo paso guiado nuevamente por Saavedra, quien lo presentó a la Taller de Rugby, abriéndole las puertas para un nuevo giro en la historia de Rojas, quien recuerda “para mí la Fundación es algo súper importante. Mi familia, la Fundación y el equipo son las tres cosas principales en mi vida”.
“El Pancho me presentó a la Fundación y me dijo si quería ser parte de ella, entonces para mí es un orgullo poder devolverle la mano como se dice de alguna manera. Poder ayudar a los chiquillos. A lo mejor puede que no les pueda demostrar tanto deportivamente, pero tengo las ganas de poder mostrarles lo que pasó en mi vida, de qué manera el rugby cambió mi vida y que realmente se puede cambiar, uno puede darle vuelta la mano a la vida y puedes ser una buena persona, una persona de valores, que trabaje, que se divierta, y eso te lo entrega mucho el rugby, y la Fundación con Pancho me han entregado eso, me entregó apoyo, me entregó las herramientas para poder desenvolverme en este ambiente de la Fundación, del rugby, y eso es lo que me llena a mí”, rememoró Rojas.
Hoy, desempeñándose con dedicación como ayudante en Taller de Rugby, apoyando a quienes salen en libertad para tratar de encontrarles un trabajo estable, acompañarlos y guiarlos en su proceso, Sergio expresa “yo espero, realmente, que gracias a la Fundación se den muchas más oportunidades para los cabros que vienen saliendo de las penitenciarías, del Sename, que se den las oportunidades de poder meterlos a un club, mostrarles el deporte por medio de la Fundación y de entablarlos en un equipo para que vivan el deporte como lo he vivido yo, porque te cambia la vida, realmente te cambia la vida al 100%”.
Rugbista
Luego de cinco años tras su condena, Sergio abrochó sus zapatillas y modeló una camiseta rojiazul, la del Old Anglonians, en el CD Alumni, donde su equipo disputaba un amistoso ante el IRC. Tras caer detenido en 2015 por la receptación de un vehículo, Sergio Rojas entraba a la cancha no como un hombre que estuvo privado de su libertad, sino como pilar derecho, como rugbista del Old Anglonians, dando su primer tackle directamente a la vida cuando su pie cruzó la línea y lo puso dentro del campo de juego.
“Hoy mismo, la felicidad de poder debutar con mi equipo, poder jugar junto a ellos y hacer partícipe a mi profe Francisco, que yo creo que es el más chocho, porque siempre me decía que iba a haber una oportunidad para mi vida, que iba a jugar y ese día tenía que disfrutarlo con todo, y hoy día fue ese día. Es muy especial para mí”, relató Rojas tras el encuentro.
El pilar derecho del León, complementó narrando “este partido significa mucho para mí, realmente. Los nervios me comían ayer en la noche, no podía dormir, estaba como un niño chico, pero esto representa un cambio en mi vida y marca un nuevo inicio, porque hay muchos prejuicios cuando uno está detenido, cuando es parte de ese núcleo de la sociedad, te discriminan y todo. Entonces, mucha gente cercana a mí no confiaba en que iba a jugar, que se iba a hacer realidad, por los prejuicios, pero se hizo realidad, como me dijo el Pancho, los sueños son para realizarlos y hoy realicé uno de mis grandes sueños que es jugar con el equipo de mis amores, el León, los Old Anglonians”.
Finalmente, renovado, luego de vivir su debut como rugbista, transformado en un guía para las personas que salen en libertad tras, como él, haber perdido el camino, trabajando junto a su familia puliendo pisos de madera e instalando piso flotante, esperando que llegue el fin de semana para entrar a la cancha con la ovalada entre sus manos, acompañado de sus compañeros, esperando el viernes 13 de agosto del 2021 en que finalmente saldrá en plena libertad, como un hombre que encontró el camino gracias al rugby, Sergio Rojas cerró su historia a días de ser absolutamente libre en cada sentido, diciendo “nunca es tarde para cumplir los sueños, muchos me decían que también por la edad, por tener casi cuarenta años, era difícil, pero los sueños se pueden cumplir y cuando uno quiere sí se puede”.
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