El popularmente reconocido mejor jugador en la historia del rugby chileno, miembro del salón de la fama mundial, destacó desde temprana edad por sus grandes habilidades, talento y liderazgo. Sin embargo, entre todas sus virtudes resaltaba una llamativa cualidad que incluso a día de hoy, pocos jugadores de élite poseen: lanzar a la perfección con ambos pies.
Viniendo de una familia con amplia tradición deportiva, hijo del primer goleador de la selección chilena de fútbol, Collin Campbell, Ian destacó en varias disciplinas desde muy joven, teniendo claramente al rugby como su deporte principal, inspirado por un rugbista extraordinario y el mejor de aquellos tiempos, su hermano mayor Donald Campbell.
Ian desde niño fue fanático de ese joven con quien compartía sangre y la pasión por la ovalada, que condujo al mayor a transformarse en figura del Country Club hasta que lamentablemente, Donald acabó perdiendo la vida luchando en la segunda guerra mundial.
Sin embargo, el legado del hermano mayor trascendió hacia el menor, que lo idolatraba desde niño e intentaba ser como él en todo sentido, incluso en los detalles más insólitos, como patear con la pierna izquierda siendo diestro.
La zurda de Donald era famosa por su gran capacidad de tiro, por lo que claramente el disparo hacia los palos sería una de las habilidades que Ian más trataría de desarrollar, siguiendo los pasos de su hermano, sin embargo, lo llevó al extremo de que no solo aprendió a patear como él, sino que lo hacía con la misma pierna.
Sus entrenamientos eran siempre intensos, pateando la ovalada una y otra vez hacia un árbol que tenía una forma similar a una H, apoyado por su hoy esposa, Elizabeth Braun Lloyd, con quien llevan más de 70 años juntos, y que lo ayudaba yendo a perseguir las pelotas para que Ian pudiera seguir tirando una tras otra.
Así, la habilidad de Ian se iba puliendo cada vez más, al punto que comenzó a anotar en partidos oficiales con la pierna izquierda, pero no solo eso, con el correr de los años y su intensa práctica, en su período de adultez ya parecía que hubiera nacido ambidiestro, siendo capaz de arrojar la ovalada entre los palos desde posiciones sumamente complejas eligiendo el pie que usaría para chutar y sorprendiendo a todo el medio de la época, incluso a nivel internacional por sus grandes actuaciones en los Sudamericanos, sobre todo en los recordados triunfos ante Uruguay.
Trascendiendo de esta forma, el rugbista más reconocido en la historia de Chile se ganó el apodo de “patitas de oro”, siendo un as ante la “H” hasta pasados sus 70 años, cuando jugó su último partido.
Así, por la idolatría a su hermano, durante una extensa carrera en que representó a Chile por 15 años y durante 26 a los colores del Prince of Wales Country Club en la división de honor, Ian Campbell se transformó en uno de los pateadores más extraordinarios del deporte de la ovalada, gracias a su magnífica pierna derecha y su deseo de transformar su izquierda en la eterna zurda de su hermano Donald, rindiéndole homenaje en cada conversión que logró con su botín izquierdo.
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