1-. Sé razonable en el tiempo, energía y entusiasmo demandado a los jugadores. Recordar siempre que ellos tienen otros intereses.
2-. Enseñar a los jugadores que las reglas del juego son de mutuo consentimiento y que nadie puede evadirlas o romperlas.
3-. Agrupar a los jugadores de acuerdo a edades, habilidad y madurez física.
4-. Evitar la saturación de atenciones y tiempo para el jugador talentoso. Aquel jugador “normal” o “flojito” necesita y merece igual tiempo de juego y práctica.
5-. Recordar que los chicos juegan por divertimento y para disfrutar, y que el ganar es solo una parte del juego. Nunca ridiculices o le grites a un chico por haber cometido un error o perdido un partido.
6-. La intensidad y duración de las prácticas y de los partidos deben prepararse teniendo en consideración el nivel de maduración de los chicos.
7-. Desarrollar el respeto de todo el grupo hacia los rivales, el público y las decisiones del referee.
8-. Respetar las decisiones del doctor para determinar cuando un jugador lesionado debe dejar una práctica, un partido o para cuando esté listo para volver a jugar….o no.
9-. Recordar que los chicos necesitan de un entrenador a quien seguir y respetar. Sé un ejemplo de vida dentro y fuera de la cancha, sé generoso en tus elogios y resalta las buenas actuaciones.
10-. Fijate un compromiso personal de mantenerte informado y actualizado en capacitación técnica y en los principios de crecimiento y desarrollo psicomotriz de los chicos.
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