Los fríos números podrían decir lo contrario: Chile perdió 42-12 en su debut absoluto en los Mundiales de rugby ante Japón, presente en todas las citas planetarias y cuartofinalista, como local, en el torneo pasado. Fueron seis tries de los nipones contra solo dos de los Cóndores. Una goleada, dirían muchos.
Pero el análisis de lo sucedido en Toulouse va más allá del score, se trata de la actitud y la manera que el rugby chileno afrontará no sólo este desafío en Francia, sino todo lo que vendrá. Y con esa medida, los dirigidos de Pablo Lemoine aprobaron el examen: inauguraron el marcador, fueron al frente constantemente y complicaron al 14° del mundo por largos pasajes.
“Cada error cuesta carísimo acá”, dijo el medio scrum Marcelo Torrealba tras el encuentro. Y claro, el seleccionado nacional sufrió las tarjetas amarillas de Matías Dittus y Martín Sigren, demasiada ventaja en un campeonato del mundo. Pese a ello, Chile resistió y solo en los últimos 15 minutos de partido, cedió ante la experiencia de los japoneses y sus nacionalizados.
Para la historia quedarán los apoyos de Rodrigo Fernández y Alfonso Escobar, junto con la solitaria conversión de Santiago Videla y la conmovedora entonación de la canción nacional. Son los primeros pasos de una selección que busca hacer un surco para el desarrollo del deporte en el país y en su primera gran prueba, así lo ratificaron. La segunda será el próximo sábado, desde las 10:00 horas, ante Samoa en Burdeos.
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