A lo largo de la historia del rugby han transitado grandes leyendas que, a pesar de su partida, marcaron tanto dentro como fuera de la cancha la forma de vivir el deporte en torno a la ovalada. Recientemente, Lomu, Collins, y van der Westhuizem ocuparon los obituarios de los medios deportivos, acrecentando aún más dicho legado. Sin embargo, no solo en las grandes ligas nos encontramos con personajes tan influyentes para el rugby. Esto es claro para el club Universidad de Chile, quienes el pasado sábado 29 de abril, conmemoraron a Nicolás Inostroza Pergolesi; jugador que hace ya casi un año, dejó un gran vacío en las filas de la institución.
El Nico comenzó su participación en las juveniles de la U. de Chile durante el 2003. Cristian Oliveras “Nikki”, uno de los “antiguos” azules, recuerda que fue interesante ver como aquel juvenil que vio crecer en las filas del club llegó a compartir cancha con él, a pesar de sus más de 10 años de diferencia. “Era un gran estratega y compartía con todos su forma de ver el rugby” señala. Y esto queda claro, tal como recuerda Javier Mejías “Meji”, quién lo conoce durante el año 2005 “venía llegando al colegio el Alba (Macul) y me tocó sentarme a su lado…recuerdo que comenzamos a hablar porque a veces se quejaba de estar adolorido por el entrenamiento; entonces le pregunté qué deporte practicaba, y desde allí me comenzó a transmitir la pasión por el rugby”.
A pesar de que la casa azul fue su pasión, en su carrera como rugbier, durante 2009-2010, Nicolás tuvo un fugaz paso por Country (P.W.C.C.) y Trapiales, ya que las lesiones comenzaron a jugarle una mala pasada. Tal como recuerda su hermana Constanza, “yo odiaba el rugby, porque este niñito llegaba con moretones, fracturas, contusiones. Siempre llamaban y decían -el Nicolás está en el hospital otra vez-”.
En 2011 volvió a la Chile, y es aquí dónde empieza a construir su legado en el club. “A pesar de que estuvo en otros clubes, siempre se preocupó por nosotros; tanto así que, cuando volvió, se convirtió en un referente para las nuevas generaciones” señala Nikki. “Era tan apasionado por el deporte que pasábamos tardes enteras arreglando el mundo, o a veces íbamos al estadio con nuestros familiares. El rugby nos unió en todo sentido, éramos muy buenos amigos dentro y fuera de la cancha” añade Johan Osses “Manu”, compañero de equipo.
Es en este mismo periodo, Nicolás entra en el mundo de la producción en torno a los deportes (y posteriormente a estudiar producción de eventos). Cristian Rodríguez, productor de Chilefilms, recuerda que Nicolás ayudaba a su padre en temas publicitarios, y con el tiempo, el Nico comenzaría a trabajar como asistente de producción. “Su simpatía y buena disposición lo llevó a relacionarse con el grupo rápidamente; viajábamos por todo Chile cubriendo eventos para CDF, y a pesar del cansancio, nunca cambió su actitud positiva” señala Cristian.
“Nadie esperaba que partiera”, señalan gran parte de sus amigos; y es que desde que en 2015 sufrió de una rotura de meniscos que lo dejó fuera de las canchas, el Nico había estado trabajando en volver. “Es triste llegar a la cancha y darte cuenta que no vendrá a entrenar”, agrega Nikki. “¿Cómo no extrañarlo? Él era rugby en todo sentido; unía al grupo, se preocupaba de todos e inculcaba su filosofía de vida: disfrutar de lo sencillo y lo simple, aquello que está más allá de lo material y que en esencia construye el club; eso era un real espíritu deportivo” señala Manu y agrega “un tiempo que el Nico no tuvo trabajo, un jugador del club se quedó sin zapatos para jugar. Él le regaló su único par de zapatos y luego se las ingenió para conseguir otros”. Cristian también lo recuerda por “su simpatía, su entusiasmo, la buena vibra que entregaba, la cordialidad, un joven limpio y de buenas intenciones”.
En lo personal, Javier recalca que “el rugby lo aprendí gracias al Nico; me entregó sus valores, sus conocimientos técnicos y me enseñó a disfrutar los entrenamientos. Gracias al rugby soy lo que soy, y por ende, gracias al Nico. Él tenía el más romántico de los conceptos de ser un rugbista: era el león de nuestro emblema”. Constanza agrega que, gracias a él, hoy puede disfrutar del rugby, ya que actualmente juega por el equipo femenino de los universitarios. Recuerda que “cuando veíamos partidos, me intentaba explicar, pero yo nunca entendía…y era chistoso q se complicara y me dijera -ya da lo mismo Cony, es mucho para ti-”. Sin embargo, este loco por el rugby que incluso dormía abrazado a “su polola”, la guinda, logró transmitir esa pasión entre sus cercanos. “Mi hermano es la razón por la cual hoy en día juego rugby, es una forma de acercarme a él y mantenerlo aquí; compartir con sus amigos, quienes me hacen recordarlo día a día, cada vez que estoy en la cancha o el quincho”.
Meji y Manu, junto con los demás amigos de Nicolás, se han preocupado de mantener vivo su legado; “en la temporada de sevens, armamos el Team 8, equipo que lleva ese nombre porque siempre somos uno más en cancha”; mientras que entre risas Nikki agrega “le pedimos perdón a los demás equipos; desde hace ya un año, siempre seremos uno más”.
Nota: Giovanni Quintrel
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